Una historia sin igual; de marcar a Cristiano Ronaldo (y hacerlo enojar), ser subcampeón de América, jugar en gigantes como Boca y Peñarol, a estudiar agronomía. La curiosa historia de Emiliano Albín, que tras quedar libre en junio pasado, se entretiene con los libros.
Llamativa entrevista del medio uruguayo Referi.com.uy, que contó el particular caso de un futbolista que debes conocer, o bien sentido nombrar alguna vez. Emiliano Albín, aquél aguerrido lateral que jugó en Peñarol y Boca, tras haber participado además de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 con su selección, a sus 26 años quedó libre y está estudiando para ser Ingeniero Agrónomo.
Una historia extraña, inusual, la de Albín, mismo por como inició su carrera. Nunca jugó inferiores, hizo nomás una prueba en Liverpool de Canelones (donde nació), y rápidamente se lució por su juego. Llegó a Peñarol en 2009, fue campeón uruguayo esa misma temporada, se dio el lujo de jugar la final de la Libertadores 2011 en donde le tocó marcar a Neymar, y para colmo, en el buen sentido, de ahí se fue a Boca.
Estuvo en el club Xeneize cedido a préstamo entre 2012 y 2013, y tuvo chances en el equipo titular pese a que no logró consolidarse. Tras su vuelta a Peñarol en 2013, inició un período de irregularidad que le fue afectando el nivel y sufrió una suerte de estancamiento, esperado podría analizarse, ya que todo lo que vivió el jugador fue muy rápido.
Incluso fue partícipe de ese amistoso entre Peñarol y Real Madrid en el Bernabeu, en donde hizo enojar tanto a Cristiano Ronaldo por su fuerte marca que le tiró una patada en una jugada. Con resumen, Albín, campeón con Peñarol, subcampeón de América, ex lateral de Boca y Peñarol, quedó libre en junio pasado y mientras se pone a punto en el club donde surgió, estudia para ser Ingeniero Agrónomo.
“Los primeros dos años de la carrera los hice en la Universidad de la República y tuve que dejar porque es presencial. Para ganar derechos a examen hay que ir todos los días y yo durante la Copa Libertadores de 2011, de una semana, pasaba en casa dos días y los otros cinco o en Los Aromos o de viaje", cuenta Albín, en un salón de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UDE.
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